25 Dic El eterno castillo de Turégano y las fascinantes vistas de su villa medieval
El castillo de Turégano mantiene una silueta perfecta. Desde el punto más alto, vigila día y noche a la población de Turégano, provincia de Segovia (Castilla y León), a 130 km de Madrid. Su base base es cuadrangular, flanqueada por imponentes torreones circulares. Si nos acercamos, nos damos cuenta de que si bien el edificio ha tenido restauraciones recientes, la huella del paso del tiempo es difícil de borrar. Parece un poco inestable, pero es precisamente su estado ruinoso lo que le aporta autenticidad y encanto. La decadencia de esta antigua fortaleza contrasta con los prados verdes y bien cuidados que la rodean, así como con las placenteras vistas hacia el pueblo de arquitectura medieval. Todos los ángulos son bonitos para conseguir fotos de concurso.
Desde el siglo XV, la construcción ya era como lo vemos ahora, pero su origen es de mucho antes, la información que se nos facilita en la entrada señala que el edificio fue erigido sobre un antiguo castro celtíbero y también hay rastros de algunas intervenciones árabes posteriores. En 1931 el Castillo de Turégano fue declarado Patrimonio Histórico y Artístico y este está considerado uno de los más bonitos de España
Los tesoros del castillo de Turégano
Sorprende que a pesar de su deterioro, el castillo de Turégano pueda ser visitado por dentro y es totalmente seguro, pues está provisto de barandales, rampas y resguardos. El recorrido es muy divertido por su distribución laberíntica. Una escalera puede conducir a varias puertas y cada una lleva a una habitación que invita a otra escalera directo a los recovecos más insospechados que ponen a prueba el sentido de la orientación del visitante. De escalera en escalera, de habitación en habitación, nos asomamos a balcones y ventanas que en el pasado servían para vigilar o disparar flechas en defensa de esta poderosa fortaleza. Hoy, solo las usamos para recrearnos con lejanas vistas, tomar bocanadas de aire fresco y disparar la cámara fotográfica. Las gárgolas nos aconsejan hacia donde dirigir la mirada.
La enorme y antigua puerta de madera de la iglesia, luce espléndida tal como está, sin pintura ni retoques, nos cuenta una historia con sus herrajes oxidados y rendijas por las que se cuela el viento. La empujamos con fuerza porque es muy pesada, y entramos a la iglesia cuya temperatura es unos cinco grados menos que en el exterior y contiene un sinfín de tesoros románicos, retablos de madera contrastantes, algunos al natural y otros pletóricos de color. El púlpito es de hierro forjado donde se halla San Miguel, victorioso, pisando al demonio que se da por vencido con una elocuente expresión de dolor, muy del estilo románico. Después de haber echado a volar la imaginación paseando por el castillo y apreciar con calma la hermosa iglesia de San Miguel bajamos al pueblo, bien vale tomarse tiempo para conocerlo.
Cómo llegar:
Panibericana: Ver más castillos
No Comments