27 Jul La romería de los ataúdes. Os Mortos Vivos de Santa Marta de Ribarteme
Cada 29 de julio, al finalizar la misa realizada en honor a la patrona de la localidad de Santa Marta de Ribarteme (municipio de As Neves, Pontevedra, Galicia), las campanas repican lentamente mientras de la iglesia del pueblo comienzan a salir en fila ataúdes llevados a cuestas por familiares y amigos de la persona que va dentro. Así, inicia la Romería de los ataúdes.
En realidad se llama Romería de Santa Marta, la peculiaridad de este acto, solemne e inevitablemente conmovedor, es que quienes van en el interior del féretro, ¡están vivos!. Son os mortos vivos, penitentes que ante una circunstancia de enfermedad grave, propia o de algún familiar, prometieron a Santa Marta que si a través de su intersección eran salvados, se ofrecerían en vida a la muerte, como si de su propio entierro se tratara .
Si el devoto al filo de la muerte recupera la salud es porque las plegarias fueron escuchadas y ha recibido otra oportunidad para continuar en este mundo. En agradecimiento, el día de la Santa, la persona se introduce en un ataúd y forma parte de una procesión que sale desde la iglesia para dar una vuelta al pueblo.
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La Romería de los Ataúdes está considerada una de las fiestas más raras del mundo. Es una tradición cristiana que data del siglo XVI, aunque se cree que cuenta con un origen pagano muy anterior. Y es que en Galicia, desde siempre, ha existido una relación muy íntima entre las leyendas, costumbres y tradiciones de su gente con la muerte, con ella se convive desde el nacimiento.
Desde los tiempos más remotos, las tierras gallegas, especialmente sus peligrosas costas, fueron consideradas el fin del mundo. Se cuenta que los celtas vinieron desde Asia Menor a estos lugares del occidente europeo persiguiendo el ocaso del astro rey. Buscaban el sitio donde el sol moría cada tarde. Dicen también que Galicia es, junto con el antiguo Egipto, una de las zonas más relacionadas con cultos a la muerte.
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Leyendas y tradiciones de Galicia relacionadas con la muerte
Estos estrechos vínculos con la dama de la guadaña perviven todavía en diversas leyendas, como la Santa Compaña, una procesión de muertos o ánimas en pena que recorren los caminos por la noche iluminadas con candiles o antorchas y ¡ay del pobre vivo que se la encuentre!. Así mismo, en algunos lugares se celebra de forma especial la noche de difuntos, apegada a la tradición céltica del Samaín; el día 1 de noviembre, los vivos dejan en algún lugar de la casa los alimentos y bebidas que a los difuntos más les gustaban.
Una tradición que aún se mantiene es la peregrinación a San Andrés de Teixido, localidad cercana al punto más occidental de Galicia en el Cabo Ortegal, donde vai de morto quen non foi de vivo (va de muerto quien no fue de vivo).
La Romería dos Cadeleitos (ataúdes) de Santa Marta de Ribarteme es una de las tradiciones de culto a la muerte más conocidas y que aún se practica con gran fervor y respeto. Existen otras romerías similares en Galicia, como las que se celebran en las localidades de A Franqueira, o la procesión de los Milagros de Amil, en Moraña, ambas en Pontevedra. En A Coruña, tienen lugar en a Pobra do Caramiñal y en San Andrés de Teixido.
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Santa Marta, hermana de Lázaro.
La procesión católica que se celebra actualmente vino a sustituir la relación directa que existía entre los creyentes y la muerte. Así, la figura de la Parca quedó personificada en Santa Marta, la hermana de Lázaro, el resucitado. Según las escrituras, ella había mandado llamar a Jesús dada la gravísima enfermedad de su hermano, pero cuando el mesías se presentó, ya estaba muerto y enterrado. Ante la fe y ruegos de la desconsolada mujer, Jesús hizo resucitar a Lázaro.
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A la santificada Marta se la considera la abogada de los moribundos. Es intercesora entre la vida y la muerte, motivo por el cual es patrona de esta singular romería. Las imágenes de Santa Marta, San Benito y la Virgen del Carmen son cargadas por los feligreses y encabezan la procesión al compás de la banda de música local, que en este día viste traje de gala.
Testimonios de Ribarteños que se libraron
Los penitentes creen que quien se encomienda a Santa Marta, recupera la salud y vence a la muerte. Así nos lo contó José, quien sufrió un infarto cerebral y fue desahuciado por los médicos. Su familia rogó por su salud con fervor a la patrona y el hombre se recuperó completamente. En agradecimiento, cumple con la promesa y se tumba vivo en el ataúd, donde se conmueve y derrama algunas lágrimas de felicidad por comprender que hoy está sano y más vivo que nunca. Sus familiares comparten el sentimiento, aunque llevan en hombros la pesada caja y a su ocupante. Sonríen, están contentos, celebran haber esquivado a la muerte.
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Otros penitentes de la procesión van ataviados con túnicas de tul blanco y llevan cirios para agradecer sus plegarias escuchadas, algunos de ellos se ofrecen descalzos o de rodillas.
Cada ofrecido tiene una historia personal que contar. Ante nuestra curiosidad, muy amablemente, algunos nos iban explicando los motivos por los que participaban en la procesión. Los familiares de uno de los mortos vivos relataron cómo el padre de familia se había ofrecido por su hijo quien tras sufrir un accidente automovilístico, había recibido el peor de los diagnósticos. El progenitor no pudo más que implorar un milagro a la Santa, ofreciéndose a tomar parte en este rito de muerte para celebrar la vida, si su hijo salvaba la propia. Habiendo recuperado milagrosamente la salud, el padre del joven cumplió su palabra y el día de la procesión, se introdujo en la caja fúnebre, que fue levantada por sus familiares, incluido el hijo antes enfermo y desahuciado, lleno ahora de vitalidad renovada.
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Como anécdota, durante la romería en que estuvimos presentes, un periodista australiano, según supimos, quiso saborear el rito desde dentro del ataúd. Se agenció una caja de pino, estuvo conviviendo los días previos con los lugareños, contrató unos porteadores y puso cámaras dentro del ataúd. Desconocemos el resultado final del documental aunque sí notamos descontento de muchos oriundos por considerar que se estaba faltando el respeto a la tradición.
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Cada año, esta curiosa romería atrae a un número mayor de turistas que quieren ser testigos de esta particular celebración. Tras la solemnidad de la procesión tiene lugar una alegre fiesta con juegos mecánicos, música, espectáculos y comida comunal con la gastronomía de la tierra: churrasco, pulpo, anguilas, lampreas, pan de maíz, queso y vino. También, hay numerosos puestos de exvotos, algunos con formas de partes del cuerpo, que los fieles adquieren para ofrecerlos como ofrenda a la santa para que les conceda salud.
A pesar de tener un punto macabro y desconcertante cuando se desconoce el motivo por el que se celebra, la romería de los ataúdes celebra la vida, se agradece a la Parca su compasión al no haberse llevado a alguien cercano y dejarlo disfrutar un poco más entre nosotros. Al mismo tiempo, el penitente pide perdón a la muerte por haberle dejado sin su pieza y para apaciguarla, por unos instantes, sustituye en el ataúd al muerto que no fue.
Cómo llegar:
Romería de los ataúdes: Se celebra alrededor de la iglesia de Santa Marta de Ribarteme. Hay que trasladarse a la ribera del Miño, fronteriza con Portugal. En la autovía A-52, de las Rías Baixas entre Vigo y Ourense, hay que tomar la salida 291. Aquí deberás seguir dirección sur unos 10 kilómetros por la carretera EP-4006 hasta llegar a la localidad de As Neves, donde hay que tomar dirección norte unos 5 kilómetros. Hay que seguir unos centenares de metros por la PO-400. En Pedrouzón, tomar el desvío hacia la carretera PO-415, que pasa por pequeñas aldeas o lugares como O Fental, antes de llegar finalmente a la iglesia de Santa Marta de Ribarteme en la que se realiza la procesión.
Panibericana
Elena
Posted at 06:31h, 12 mayoHola, como se hace para reservar plaza, muchas gracias
Panibericana
Posted at 17:35h, 27 noviembreHola Elena. Lo sentimos mucho, pero en este momento no estamos haciendo rutas organizadas. Esperamos poder hacerlo en breve. Un saludo y mil gracias por seguirnos.